Saturday, March 17, 2007

Picaresque, The Decemberists, 2005


A veces, cuando llega a mis manos un disco nuevo, me cuesta encontrar de qué trata exactamente, y sólo cuando leo sobre él, cuando pasa cierto tiempo y capto su onda, o cuando me formo una imagen mental de cómo puede ser su estética (no cómo visten sino a qué se parece lo que dicen), entonces me empieza a gustar. Ese pudiera haber sido el caso de The Decemberists. Normalmente me hubiera demorado más en aceptar su propuesta, pero cuando leí en una crítica cómo era el grupo, ahí sí que se despertó mi curiosidad. Y es que The Decemberists tiene tanto de banda de rock como de troupe teatral. Su música, una imposible combinación de folk-rock, con pop de cámara y muchas cosas más, tiene una definitiva influencia de los cuentos victorianos, de marineros, y temas muy literarios.

Picaresque, el disco que nos ocupa, puede calificarse de teatral en el mejor sentido de la palabra. Su carátula no es gratuita, y desde el primer tema, The Infanta, nos damos cuenta de que a este grupo le interesan cosas diferentes. Su música es muy buena, pero es en las letras donde se apartan de la normalidad. Es como si un grupo de nerds, aficionados a disfrazarse en las ferias medievales, a leer todo el día elegante literatura inglesa, y a inventar historias fantásticas en sus diarios, se hubiera reunido para armar un acto. Y esto pudiera haber sido peligroso, pero demuestran buen gusto, talento, elegancia y unas referencias impecables. Las letras son particularmente literarias, y si no me creen, traten de leer alguna sin tener que acercarse a un diccionario.

El disco está casi ausente de material de relleno (hay alguna canción no tan buena, pero nunca mala), y algunos temas son casi normales (para lo que este grupo logra hacer), como Sixteen Military Wives o The Sporting Life, pero es cuando se acercan a su faceta teatral que el grupo alcanza los mejores momentos. We Both Go Down Together, un bella y cruel historia de amantes suicidas en Dover, Eli, The Barrowboy, otra triste historia de amantes separados por la muerte, o The Engine Driver son los temas más afortunados del disco. Eso sí, la majestuosa The Mariner's Revenge merece comentario aparte. Casi nueve minutos de una larga historia de venganzas, madres tuberculosas y vida en el mar contada desde el vientre de una ballena, la canción es casi la banda sonora de una pequeña obra de teatro musical. Casi pueden verse los escenarios y las imágenes donde transcurre el cuento, y si además se incluyen ciertos efectos de sonido, pues ya no podemos sino reafirmar la tendencia escénica de la banda, la cual debe ser un placer ver en vivo. La coda frenética con ritmos marineros y acordeones bailables es infecciosa y pone fin al mejor tema del disco.

Un excelente disco, para todo aquél que guste de un poco de fantasía, psicodelia (en algún momento los compararon con Neutral Milk Hotel), teatralidad, literatura... y la vida en el mar.

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