De entrada al oír el nuevo trabajo en solitario del ex-vocalista de Suede, lo primero que pensamos es en el famoso grupo de britpop. Y cómo no, si su voz tan característica era uno de los sellos indelebles de la banda, el cual se mantiene hasta cierto punto en este trabajo. Sin embargo, musicalmente, las cosas están mucho más alejadas y cualquiera que espere una nueva encarnación de Suede se verá decepcionado y debería buscar más bien en el disco que reunió a Anderson con el guitarrista Bernard Butler, quien abandonó el grupo en plena grabación del Dog Man Star. La banda, llamada The Tears, la comentaré más adelante. Por ahora centrémonos en el trabajo en solitario de Anderson.
Lo primero que se nota nada más abrir el disco, con el tema Love is Dead, es que la época de glam y decadencia de Suede está atrás. Anderson ha pasado por mucho y se refleja en el ambiente de este disco, un trabajo más personal. Arreglos para cuerdas, pocas guitarras, aunque concisas cuando aparecen, muy lejos de la pared de sonido del Dog Man Star, la distorsión del Coming Up, incluso de la sencillez del A New Morning, al que podría acercarse más. Y por supuesto las letras también son diferentes, que ya no hablan de las calles de asfalto o los asientos traseros de los taxis (¿cúantas veces oímos esas palabras en las letras de Suede?). Anderson, rondando los cuarenta, pareciera exorcizar sus penas en este disco, donde no hay mucha fiesta, sino melancólicas reflexiones en forma de baladas. Obviamente no hablamos de baladas cualesquiera, pues aunque el sentimiento pop permea todo el disco, están alejadas de las simples baladas de amor.
Las canciones no son obras maestras, sin embargo se dejan oír muy bien. Lo malo es que oír todo el disco puede ser difícil, pues todas van en la misma dirección. En dosis pequeñas es muy bueno si no se le pide que reinvente el rock o refunde el britpop más de diez años después. Las secciones de cuerda están muy bien puestas y son quizá la mayor sorpresa del disco, aparte de la madurez de las letras. Y por cierto, la voz de Anderson sigue siendo bastante buena. Los días de teatralidad decadente han dado paso a una mayor madurez, pero no por ello ha abandonado las inflexiones agudas que lo caracterizan. Para recomendar, los temas que más me gustaron fueron Love is Dead, con sus cuerdas de fondo; One Lazy Morning, por su tenue línea entre la nostalgia amarga y la calma apacible; Dust and Rain, por la única guitarra fuerte del disco; Scorpio Rising, por su guitarra tristona; The More We Possess, por su sencillo ritmo de vals... Bueno, ahora que lo pienso, sin que me haya puesto los pelos de punta, hay bastantes canciones que valen la pena, y ninguna que quiera saltar.
En últimas, un buen disco, agradable sin ser piedra angular de un nuevo movimiento, el cual intuyo ganará con nuevas escuchas, a medida que el tiempo asocie la música a determinados momentos. Sin canciones realmente malas (algunas gustarán más que otras), cualquiera que haya sido fan de Suede podría darse un paseo por este disco a ver qué tal lo encuentra. Podría llevarse una sorpresa.
Sunday, May 27, 2007
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