White album. The Beatles, (1968. EMI.)
Es hora de elogiar obras maestras y para empezar esta obra indiscutible. Es disco se erige como uno de los momentos más importantes de la música pop contemporánea; en plena época de ruptura, los cuatro de Liverpool, muestran cada uno cosas diferentes. Están lejos de ser una banda unida pero cerca a la hora de crear buenos temas y armonías, en ese sentido los Beatles siempre se caracterizaron por tener ese instinto natural de juntar sonidos y sacarles el mayor provecho, aunque no inventarían nada, siempre estarían a la vanguardia.
Elogiemos algunos temas: para empezar el Dear Prudence, con esa cadencia melódica y ese coro siniestro; años después Siouxie & The Banshees harían un cover correcto y decente. El místico George Harrison se despacharía con While my guitar Gently Weeps y la subversiva “Piggies”; hay tiempo para las baladas: Julia, la diversión: ob-la.di,ob-la-da, con plagio de por medio y el Folk En “the continuing store of bungalow bill”. Un primer lado que contiene otras sorpresas pero que es el abrebocas de un segundo lado mucho mas estimulante donde se destacan: el sonido moderno de “Helter Skelter”, que inspiraría a un peligroso charles Mason; las melódicas “Sexy Sadie y Cry baby cry” y el colmo de los colmos, Revolution 9, donde se nos sumerge en un collage sonoro que contenía sonidos de mellotron en reversa, diálogos aleatorios y un loop final al parecer de la séptima sinfonía de Sibelius, obviamente, después de terminar esta pesadilla es hora de algo relajado y arrullador: Good night, con la cual se cierra el disco.
No hay nada más que agregar, es un disco imprescindible, necesario y maravilloso o sino porque piensan que lo compre.
Es hora de elogiar obras maestras y para empezar esta obra indiscutible. Es disco se erige como uno de los momentos más importantes de la música pop contemporánea; en plena época de ruptura, los cuatro de Liverpool, muestran cada uno cosas diferentes. Están lejos de ser una banda unida pero cerca a la hora de crear buenos temas y armonías, en ese sentido los Beatles siempre se caracterizaron por tener ese instinto natural de juntar sonidos y sacarles el mayor provecho, aunque no inventarían nada, siempre estarían a la vanguardia.
Elogiemos algunos temas: para empezar el Dear Prudence, con esa cadencia melódica y ese coro siniestro; años después Siouxie & The Banshees harían un cover correcto y decente. El místico George Harrison se despacharía con While my guitar Gently Weeps y la subversiva “Piggies”; hay tiempo para las baladas: Julia, la diversión: ob-la.di,ob-la-da, con plagio de por medio y el Folk En “the continuing store of bungalow bill”. Un primer lado que contiene otras sorpresas pero que es el abrebocas de un segundo lado mucho mas estimulante donde se destacan: el sonido moderno de “Helter Skelter”, que inspiraría a un peligroso charles Mason; las melódicas “Sexy Sadie y Cry baby cry” y el colmo de los colmos, Revolution 9, donde se nos sumerge en un collage sonoro que contenía sonidos de mellotron en reversa, diálogos aleatorios y un loop final al parecer de la séptima sinfonía de Sibelius, obviamente, después de terminar esta pesadilla es hora de algo relajado y arrullador: Good night, con la cual se cierra el disco.
No hay nada más que agregar, es un disco imprescindible, necesario y maravilloso o sino porque piensan que lo compre.
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